Solo 13 de cada 100 adolescentes con trastornos de la alimentación recibe tratamiento
Los adolescentes con anorexia tienen una tasa de mortalidad 18 veces mayor que otros jóvenes
Cada vez son más los adolescentes que sufren trastornos alimentarios y, si bien es un problema que afecta más a las mujeres y chicas en la adolescencia, cada vez aumenta más el número de chicos afectados y cada vez a edades más tempranas. A día de hoy, uno de cada cuatro casos, es decir, el 25%, ya se dan en niños pre-adolescentes.
«Según el Instituto Nacional de Salud Mental —explica el psicólogo del Servicio de Psiquiatría de La Salud, Tony Crespo— los trastornos alimentarios afectan principalmente a las niñas y mujeres, pero no son solo un problema para las mujeres adolescentes, sino que cada vez con más frecuencia nos encontramos en las consultas con hombres y niños vulnerables».
Si esta cifra es grave, no es menos impactante el hecho de que solamente un 13% de los adolescentes es diagnosticado y tratado por profesionales.
Un hecho peligroso, ya que los trastornos de la alimentación suelen verse asociados con otros trastornos mentales como la depresión, la ansiedad o el abuso de estupefacientes.
Tasa de mortalidad 18 veces mayor
Los adolescentes a veces tienen trastornos de la alimentación sin que sus familias o amigos sospechen que tienen ese problema. Conscientes de que su comportamiento es anormal, pueden retirarse del contacto social, ocultar su comportamiento y negar que sus patrones de alimentación sean problemáticos.
«Dejar los trastornos alimenticios sin tratar puede tener consecuencias graves —advierte el Dr. Crespo—, los adolescentes con anorexia tienen una tasa de mortalidad 18 veces mayor que otros jóvenes que no tienen trastornos de la alimentación».
¿Cuáles son los principales tipos de trastornos de la alimentación?
Existen tres tipos principales de trastornos de la alimentación. En primer lugar, tenemos a las personas con anorexia nerviosa. Son aquellas que tienen una imagen corporal distorsionada que les hace verse con sobrepeso incluso cuando están peligrosamente delgadas. A menudo, estas personas se niegan a comer y hacen ejercicio compulsivamente. Los problemas físicos asociados con la anorexia incluyen: anemia, estreñimiento, osteoporosis e incluso daño al corazón y al cerebro.
Por otro lado, están las personas con bulimia nerviosa. Son aquellas que comen cantidades excesivas para luego eliminarla de su cuerpo mediante vómitos o el uso de laxantes, etc. Muy a menudo estas personas se sienten avergonzadas de su comportamiento, pero paradójicamente a su vez, aliviadas una vez que sus estómagos están vacíos nuevamente. La bulimia puede causar dolor de garganta, esmalte dental desgastado o perdida de piezas dentales, reflujo ácido y ataques cardíacos entre otros.
Al igual que las personas con bulimia, las personas con trastorno por atracón experimentan episodios frecuentes de alimentación fuera de control, aunque la diferencia es que estos comedores compulsivos no eliminan el exceso de calorías de sus cuerpos. Las personas con trastorno por atracón pueden desarrollar presión arterial alta, enfermedad cardiovascular, diabetes y otros problemas asociados con la obesidad.
Otra categoría de trastornos de la alimentación son los «trastornos de la alimentación no especificados» por los cuales las personas tienen problemas relacionados con la alimentación, pero no cumplen con los criterios oficiales de anorexia, bulimia o atracones.
¿Qué causa los trastornos alimentarios?
Diferentes estudios concluyen que ciertos factores psicológicos y rasgos de personalidad pueden predisponer a las personas a desarrollar trastornos de la alimentación (baja autoestima, sentimientos de impotencia e insatisfacción intensa con su aspecto), aunque, por otro lado, otros factores físicos, como la genética, también pueden jugar un papel en poner a las personas en riesgo.
Los rasgos específicos suelen estar vinculados a cada uno de los trastornos. Las personas con anorexia tienden a ser perfeccionistas, mientras que las personas con bulimia a menudo son impulsivas.
Los psicólogos desempeñan un papel vital en el tratamiento exitoso de los trastornos de la alimentación y a su vez, son miembros integrales de un equipo multidisciplinar destinado a brindar una atención especializada.
Una vez que los psicólogos identifican problemas importantes que requieren atención, desarrollan un plan de tratamiento para ayudar al paciente a reemplazar los pensamientos negativos, así como comportamientos destructivos. Sin embargo, un cambio de pensamientos y comportamientos de los pacientes no es suficiente. Para garantizar una mejora duradera, siempre se debe trabajar para identificar los problemas psicológicos que subyacen en el trastorno alimentario.
En algunos casos, la terapia de grupo también puede ser útil. Especialmente para pacientes que sufren bulimia puede ser necesario, además, un tratamiento farmacológico.
Como parte de este tratamiento, el psicólogo puede descartar enfermedades médicas y determinar que el paciente no está en peligro físico inmediato con la colaboración de un nutricionista que ayude a evaluar y mejorar la ingesta nutricional.
¿El tratamiento terapéutico realmente funciona?
Si bien los trastornos alimentarios pueden perjudicar gravemente el funcionamiento y la salud de las personas, la mayoría de los casos pueden tratarse con éxito. «Ahora bien —matiza Crespo—, estos tratamientos no funcionan al instante, sino que, para muchos pacientes, el tratamiento puede ser a largo plazo, siendo las perspectivas de recuperación muy buenas para la mayoría de las personas que buscan la ayuda de profesionales adecuada».
La incorporación de la terapia familiar en la atención al paciente puede ayudar a prevenir las recaídas al resolver los problemas interpersonales relacionados con el trastorno alimentario. Los psicólogos, en este sentido, guían a los miembros de la familia para que comprendan el trastorno del paciente y aprendan nuevas técnicas para enfrentar los problemas.
Fuente: abc.es
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