LA ADICCIÓN A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

En la sociedad actual, caracterizada por un mundo globalizado y fuertemente influido por las nuevas tecnologías o TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), se da el marco ideal para que se den complejas interacciones entre dichas tecnologías, las relaciones humanas y los procesos cognitivos y emocionales. Me estoy refiriendo, concretamente, a que las TIC, si bien esenciales en su conjunto para el desarrollo de la sociedad, abren un nuevo escenario en el cual es muy fácil la obtención de placer, especialmente en la adolescencia, pero que su abuso o mal uso tiene consecuencias negativas, dándose riesgos importantes para la salud física y mental. Ciertamente, estos riesgos serán mayores en función de la personalidad de base de las personas usuarias. Cabe destacar que la adolescencia, de por sí, es una etapa compleja en la vida de les personas, caracterizada entre otras cosas, por las dificultades para medir adecuadamente los riesgos, dada la falsa sensación de invulnerabilidad del adolescente.

Las TIC nos ofrecen innumerables ventajas, entre las que podemos destacar:

  • Acceso a un gran volumen de información
  • Acceso al ocio y la cultura de forma rápida y sencilla
  • Facilitan nuevas formas de comunicación, ya no existen las barreras geográficas
  • Facilitan la socialización mediante las redes sociales (facebook, whatsapp, tweeter, instagram,…), de manera que muchos adolescentes con dificultades de relación y comunicación se pueden sentir más integrados compartiendo inquietudes y aficiones, pudiendo ser un primer paso para superar ciertos miedos al contacto “cara a cara”.
  • Acceso a nuevas formas de aprendizaje, eliminando la necesidad de una asistencia presencial, lo que permite una mejor organización personal del tiempo.

No obstante, todas estas ventajas también se pueden transformar en inconvenientes:

  • No toda la información existente en internet es veraz o correcta, y en edades poco maduras hay dificultades para discriminarla.
  • El fácil acceso al ocio en las redes puede generar interferencias con otras actividades, como por ejemplo los estudios, el deporte, distanciamiento en las relaciones interpersonales con familiares y amigos, favoreciendo el sedentarismo y por tanto el sobrepeso.
  •  Falta de privacidad y exposición de datos personales, que puede poner en riesgo al usuario, especialmente si tiene dificultades de discriminación, como ocurre en la gran mayoría de niños y adolescentes.
  • Si bien en algunos casos pueden ayudar a superar la timidez, también pueden provocar el efecto contrario, llevando a un aislamiento social y a un retraso de las habilidades sociales básicas.
  • Ciberacoso o ciberbullying y grooming. El uso y difusión de información a través de las redes sociales puede amplificar las amenazas y chantajes que sufren las víctimas del acoso. El grooming, que consiste en una serie de conductas y acciones llevadas a cabo por un adulto con el fin de ganarse la amistad de un menor a través de las redes sociales con el objetivo de poder abusar de él, es uno de los más graves riesgos de las TIC.
  • Trastornos del sueño. El uso de los aparatos electrónicos hasta altas horas de la madrugada, con el tiempo, lleva a confundir al cerebro el ciclo día-noche, debido a la estimulación lumínica de la retina durante muchas horas, provocando trastornos del sueño, como insomnio o pesadillas.
  • Adicciones. Algunos adolescentes usan las TIC durante largos periodos de tiempo a lo largo del día, no sólo para la búsqueda de gratificación y placer, si no también para reducir el nivel de ansiedad propio de esta etapa de la adolescencia, creando a la larga una dependencia a dichas TIC que da lugar a todos los inconvenientes citados.

¿Cuándo nos hemos de empezar a preocupar?

Son los adultos, especialmente los padres, los primeros en detectar si se está dando el inicio de una dependencia a las TIC. Los padres han de poder conversar de forma natural con sus hijos para poder diferenciar si nos encontramos ante un mal uso o un abuso de las TIC. Las principales señales serían: descenso del rendimiento escolar, menor comunicación con la familia, aislamiento, pasando largos periodos del día encerrados en su habitación, cambios de humor, o uso del teléfono móvil a deshoras o en momentos no adecuados.

Si realmente sólo se trata de un mal uso de las TIC, la resolución del problema pasa por el establecimiento de ciertas normas para el uso de las mismas, acordadas entre padres e hijos.

No obstante, en muchos casos, estos comportamientos no esconden más que conflictos anteriores no resueltos, que el adolescente intenta resolver o olvidar a través de este mal uso o abuso de las TIC. Es aquí donde el papel del psicólogo cobra relevancia para poder abordar adecuadamente esta problemática.

AUTOR

Angeles Codosero Medrano

Psicóloga clínica y psicoterapeuta psicoanalítica

Psicóloga clínica (Col. núm. 6267)
CENTRE DIAGONAL. BARCELONA.
www.centrediagonal.com

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Nuestra misión es atender a las personas que lo necesitan y lograr que reciban la atención adecuada, y personalizada, en relación a su problemática, para obtener una mejor calidad de vida y bienestar emocional.

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