La relación entre dolor y trauma emocional, informe de Mental Health America

Los problemas de salud mental y el dolor crónico aparecen de manera comórbida y se influyen bidireccionalmente, de forma que ambas complicaciones pueden llegar a exacerbarse entre sí. Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por Mental Health America (MHA), con una muestra de 161.363 personas aquejadas de dolor crónico.

Según advierte MHA en el prólogo de su estudio, los problemas de dolor crónico como la osteoartritis, el dolor de espalda y el dolor de cuello constituyen de manera generalizada las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Asimismo, teniendo en cuenta que estos problemas de salud física a menudo se acompañan de problemas de salud mental, lo que complica y agrava la sintomatología de ambos cuadros diagnósticos, se debe contemplar una atención integral de la salud física y mental para asegurar la eficacia de las intervenciones.

Con el título, La atención temprana, equitativa y sensible al trauma para el dolor crónico y la salud mental, MHA ha publicado un informe en el que se exponen los resultados de esta investigación y se incluyen recomendaciones para la elaboración de políticas y la puesta en marcha de medidas prácticas que permiten prestar una atención adecuada a este tipo de pacientes.

De esta manera, los principales resultados del informe muestran que:

  1. Las personas con artritis u otros dolores crónicos tienen más riesgo de sufrir problemas de salud mental moderados o severos (79%) que la población general.
  2. El trastorno por estrés postraumático (TEPT) es el trastorno mental más asociado a pacientes con dolor crónico. Específicamente, el 48% de las personas que cumplían los criterios diagnósticos de TEPT informaron que presentaban algún tipo de dolor crónico.
  3. Dentro de la población estadounidense, los veteranos de guerra y los militares en servicio activo constituyen el grupo de población más afectado por la artritis o el dolor crónico (el 54% señalaron presentar artritis u otros dolores crónicos), seguidos de los cuidadores de personas dependientes, que informaron en un 47% de los casos de tener este tipo de dolor crónico y los supervivientes de situaciones traumáticas (46%).
  4. Se observa una necesidad de atención en salud mental insatisfecha, sobre todo en los grupos de veteranos y los militares en servicio activo, los cuidadores y las madres primerizas con dolor crónico. A este respecto, si bien los veteranos o los militares en servicio activo con artritis u otros dolores crónicos tenían más probabilidades de haber recibido tratamiento o apoyo en salud mental, el 77 % seguía presentando niveles moderados o severos respecto a su problema de salud mental. Por otro lado, el 36% de las madres primerizas con dolor crónico y el 30% de los cuidadores de personas dependientes nunca habían recibido tratamiento o apoyo en salud mental a pesar de presentar malestar psicológico severo.
  5. Las personas con dolor crónico tenían más probabilidades de haber recibido tratamiento en salud mental en el pasado que las que no tenían dolor crónico, aunque el 36% informó de que nunca había recibido ningún tratamiento de este tipo, y más de la mitad (52%) que lo había recibido en el pasado y actualmente no lo recibía. Incluso entre las personas con artritis o dolor crónico que puntuaron a un nivel moderado o severo en problemas de salud mental, el 40% nunca había sido diagnosticado en salud mental.
  6. En líneas generales, las personas con dolor crónico demandan tratamiento en salud mental. El 80% de las personas con dolor crónico informaron que tenían la intención de buscar apoyo en salud mental.

Teniendo en cuenta los resultados del estudio, MHA ha propuesto una serie de recomendaciones para mejorar la atención de estos pacientes. Entre dichas recomendaciones, se incluyen las siguientes:

  1. Incorporar en los servicios de Atención Primaria protocolos para que los facultativos realicen exploraciones conjuntas de problemas de salud mental y dolor crónico, ante la presencia de un paciente con alguno de estos dos problemas. Así, en pacientes con artritis u otras enfermedades de dolor crónico se debe prestar especial atención para evaluar la presencia de problemas de salud mental altamente prevalentes, como el TEPT, el trastorno bipolar, la depresión y los trastornos de ansiedad. Del mismo modo, los pacientes que informan de problemas de salud mental deben ser examinados para detectar la presencia de dolor crónico.
  2. Incluir la salud conductual como una característica central en el plan de cuidado de las personas con artritis u otros dolores crónicos. A este respecto, los autores del informe señalan que el tratamiento debe contemplar la atención del trauma, el estrés, la ansiedad, la depresión, el TEPT, las habilidades de afrontamiento y la mejora de la resiliencia en oposición al uso exclusivo de tratamiento farmacológico.
  3. Adoptar un enfoque de atención sensible al trauma para pacientes con dolor crónico. Los resultados del estudio muestran una relación fuerte entre la vivencia de traumas en el pasado y el desarrollo de dolor crónico. Incluso para los pacientes que no han recibido un diagnóstico de salud mental, la experiencia vivida con el trauma puede suponer un grave impacto en su salud y en el manejo del dolor.
  4. Garantizar que la atención que se presta está centrada en el paciente y que incluye herramientas para la toma de decisiones compartidas. Cuidar eficazmente a las personas dolor crónico y con problemas de salud mental no puede realizarse desde un enfoque único o un protocolo general, sino que las necesidades, objetivos y las preferencias de cada paciente individual deben ser reconocidas e incluidas en el plan de tratamiento.
  5. Integrar especialistas en apoyo de pares, trabajadores comunitarios de la salud y otros paraprofesionales en los equipos de atención. Los grupos de autoayuda o los profesionales que trabajan a nivel comunitario pueden mejorar considerablemente los resultados de la intervención.
  6. Ampliar la atención interdisciplinaria, basada en el equipo y coordinada. Incluir a los proveedores de salud mental, paraprofesionales y a los cuidadores en un equipo de atención permite la atención integral del paciente y proporciona un mayor apoyo al equipo médico.
  7. Invertir en investigaciones para mejorar el tratamiento de estos pacientes y en herramientas para la evaluación del dolor que funcionen para poblaciones diversas y asegurar que los resultados de estas investigaciones se incorporan en los planes de estudio de las facultades de Medicina. Los problemas de dolor, tal y como advierte el informe, se encuentran olvidados en los protocolos de evaluación, en los estudios y en los diagnósticos de algunas poblaciones especialmente vulnerables, como el colectivo LGBTQ+. La única vía para eliminar la disparidad en la atención a los problemas de dolor crónico, requiere invertir en investigación sobre dolor que incorpore a estos otros colectivos habitualmente dejados de lado en la investigación.

Fuente: infocop.es

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¿Qué relación existe entre el dolor y el trauma emocional?
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